viernes, 23 de marzo de 2012




 CARTA DE INCIERTO AMOR



Un “querido...” no habrá de encabezar la presente

No obstante “tendré consideración”

Soy quien desea  recuperar un sentimiento

    Ese que hoy necesita llegar e intenta este medio, visto el fracaso de otros tanteos

Pudiera ser que ante la posibilidad de releer repetidamente esta nota, comience la comprensión.                  
La verdadera importancia que todo amor posee. 

Bien sé que no ha sido un camino fácil, que muchas circunstancias adversas fueron deteniendo sistemáticamente ese impulso que propone el entusiasmo realizador.

¡Como ignorarlo!, si allí siempre he estado observando como, con cada caso, con cada frustración, se iba diluyendo ese amor que fuera fuerza y capital.

Hasta creo que mejor hubiera sido que a una mujer cualquiera lo entregaras, aún sin guardar nada para ti. De esta forma estaría identificado el tenedor y, quizá, lograras algún día recuperarlo. Así tendríamos un sentimiento que existe, que está, y es presente en otro destinatario.

Tal y como se ven las cosas en tu vida, la carencia solo hace perceptible el vacío de su ausencia.

Es posible describir algo, pero no su inexistencia, no obstante son terribles las consecuencias de este particular “no tener”.

Poco a poco, resignadamente, lo has ido entregando o, talvez y mejor expresado, ha sido devaluada moneda de pago con qué saldar las deudas contraídas ante un ego con otras pretensiones.

El tuyo propio, que lo fue sangrando al suelo, descuidadamente.

¡Que tontería! El éxito y el fracaso son solo situaciones en el devenir de la vida, evidencias del accionar que, por principio, deberían ser ajenas al sentimiento.

¿Qué dices de la soledad?  ¡Con estos materiales se construye la soledad!

Cualquier ser, medianamente dotado, es capaz de percibir tu presente incapacidad. Por tanto, debo advertirte que si no logras entregarte el amor propio, el propio amor, nadie se arriesgará a hacerte destinatario del suyo.

Ya mismo he de colocar este mensaje sobre el espejo del cuarto de baño, y toda vez  que tu mano se alargue para quitarlo recuerda que fue ella la que lo escribiera. 



                                                                        Una De Mis Partes.  Navidad del 2005.



                                                      Filemón Solo